Toman distancia demócratas con Biden

Washington, 31 ago (Prensa Latina) Demócratas del Congreso de Estados Unidos optaron por distanciarse públicamente del presidente Joe Biden, en medio de la primera crisis en política exterior que enfrenta hoy con el revés de Afganistán.


Los números en las encuestas cayeron para el mandatario en la misma medida en que la propagación de la variante Delta del coronavirus SARS-CoV-2 llevó aquí al rebrote de la Covid-19 y ocurría el angustioso repliegue de Afganistán, sellado la víspera poco antes de la fecha límite del 31 de agosto.


Algunos demócratas en estados y distritos indecisos toman distancia de esa partida «atropellada y a la carrera» y se están reuniendo con asesores de campaña para ver cómo manejar el tema.


La representante Susan Wild (demócrata de Pensilvania) dijo en un comunicado que «hace mucho tiempo» era necesario poner fin a la presencia militar de Estados Unidos en la nación centroasiática, pero «parece que el proceso de evacuación ha sido atrozmente mal gestionado».


Aunque no atribuyó toda la culpa del descalabro a Biden, sí enfatizó que hay «mucho que descubrir en las futuras audiencias de supervisión del Congreso».


Por su parte los también miembros de la Cámara Baja Abigail Spanberger (Virginia), Mike Levin (California) y Andy Kim (Nueva Jersey) expresaron su desacuerdo con el plazo del 31 de agosto autoimpuesto por Biden para abandonar el suelo afgano.


La senadora Maggie Hassan (Nueva Hampshire) consideró que la cuestión era «completar esta misión, independientemente de cualquier plazo arbitrario», mientras un portavoz de su colega Mark Kelly (Arizona) fue muy crítico respecto al desarrollo de los acontecimientos.


Catherine Cortez Masto, senadora de Nevada, declaró a una emisora local de Las Vegas a principios de este mes que preguntó a esta administración sobre su plan para Afganistán y nunca recibió nada.


«Así que sí, tengo preguntas. ¿Qué ha pasado? Es devastador lo que estamos viendo ahora y necesitamos respuestas», añadió en ese momento.


Sin embargo, los estrategas de la campaña demócrata insistieron a Axios en que no hay que «entrar en pánico» por lo que esto podría significar de cara a las elecciones intermedias del próximo año.


Según opinan, la política exterior tiende a ocupar un lugar más bajo entre las prioridades de los votantes y todavía están muy distantes los comicios de noviembre de 2022.


Para Wild, que representa el área de Allentown, los estadounidenses priorizarán los asuntos domésticos, área en la «hemos logrado mucho en los últimos siete meses » y eso es lo estará en la mente de los electores.


Entretanto, el representante Peter Meijer (republicano de Michigan) echó pajas también sobre los departamentos de Estado y Defensa por la caótica salida de ese país.


«Todos vimos esas estimaciones de plazos -en julio- de que el gobierno afgano duraría entre seis y nueve meses después de la retirada», apuntó, pero «a principios de agosto, pasó a ser de 30 a 90 días después del 31 de agosto. Ni siquiera llegamos al 15 de agosto».


La semana pasada los senadores Josh Hawley (Missouri) y Marsha Blackburn (Tennessee) se unieron a la ola de republicanos que pidieron la dimisión de Biden.


Tal demanda aumentó en las horas que siguieron al atentado terrorista en el aeropuerto de Kabul que dejó casi 200 muertos, entre ellos 13 efectivos estadounidenses, dos británicos y 30 talibanes.

El representante Byron Donalds (R-Florida) exigió a Biden que «dimitiera inmediatamente», citando una «retirada chapucera» de Afganistán.


Además, la presidenta de la Conferencia Republicana de la Cámara de Representantes, Elise Stefanik (Nueva York), el congresista Jim Banks y el senador Lindsey Graham (Carolina del Sur) expresaron que el mandatario no está apto para ocupar el cargo.


Estados Unidos salió a la carrera de Afganistán tras 20 años de ocupación militar del país centroasiático dejando en el poder a los mismos que fue a derrocar en nombre de la cruzada contra el terror que animó las guerras de la Casa Blanca después de los atentados del 11 de septiembre de 2001.


Los talibanes retomaron al poder en tiempo récord y ahora con miles de millones de dólares en armas estadounidenses en sus manos mientras crece la incertidumbre de si darán a esta nueva etapa de su gobierno un enfoque diferente al del fundamentalismo extremo que los caracterizó entre 1996-2001.


La foto difundida anoche por el Pentágono del último soldado abordando un avión militar cierra un humillante capítulo de lo que ya antes calificó de «otra guerra perdida» para Estados Unidos el documentalista Michael Moore.